viernes, 4 de diciembre de 2009

Victor Jara (cantautor chileno)

BREVE BIOGRAFÍA

Víctor Jara nació el 28 de septiembre de 1932 hijo de padres campesinos,vivían en una pequeña localidad llamada Quiriquina.Su padre, Manuel Jara, trabajaba en las labores propias del campo en la parcela de alquiler. Su madre, Amanda, originaria del sur de Chile, tocaba la guitarra y cantaba.
A la edad de seis o siete años, Víctor Jara se vió obligado a acompañar en su familia en los trabajos del campo.La actividad de vocalista de su madre le produjo el primer contacto con la música. La mala relación con su padre provocó que Víctor se uniera más a su madre, quien se preocupó de la educación de los hijos mandándolos a la escuela.
Se trasladaron a la población Los Nogales (Estación Central).Víctor dejó los estudios y trabajó en una fábrica de muebles, ayudando a Pedro Morgado, padre de sus compañeros, en su trabajo de transportista. Su madre muere cuando Víctor contaba con 15 años de edad, esto significa la disolución del núcleo familiar.
Ejerce como director artístico para el grupo Quilapayún entre los años 1966 y 1969, y hasta 1970 actúa como solista en La Peña de los Parra. Sigue cantando y dirigiendo obras de teatro, y en 1966 graba su primer disco LP, Víctor Jara, editado por Arena.
En 1990 la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano, ubicado a orillas de la Carretera 5 Sur.


RÉGIMEN POLÍTICO

En 1973, realizó diferentes actos, participando en la campaña electoral para las elecciones al parlamento a favor de los candidatos de la Unidad Popular y, respondiendo a un llamado de Pablo Neruda, participa dirigiendo y cantando en un ciclo de programas de televisión contra la guerra y el fascismo.
El Golpe de Estado del general Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de ese año lo sorprende en la Universidad Técnica del Estado, y es detenido junto a profesores y alumnos.

CANCIONES

Duerme negrito, La plegaria a un labrador, Vientos del pueblo, El arado, Te recuerdo Amanda

Vientos del pueblo

De nuevo quieren manchar
mi tierra con sangre obrera,
los que hablan de libertad
y tienen las manos negras,
los que quieren dividir
a la madre de sus hijos
y quieren reconstruir
la cruz que arrastrara Cristo.

Quieren ocultar la infamia
que legaron desde siglos
pero el color de asesinos
no borrarán de su cara.
Ya fueron miles y miles
los que entregaron su sangre
y en caudales generosos
multiplicaron los panes.

Ahora quiero vivir,
junto a mi hijo y mi hermano,
la primavera que todos
vamos construyendo a diario.
No me asusta la amenaza,
patrones de la miseria.
La estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.

Vientos del pueblo me llaman,
vientos del pueblo me llevan.
Me esparcen el corazón
y me avientan la garganta.
Así cantará el poeta
mientras el alma me suene
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre.

Elejimos esta canción porque habla de la gente que lucha por su pueblo.


VIDEOS




EL SEGUNDO ENTIERRO DE VICTOR JARA (5 de diciembre 2009)

Hoy entierran a Víctor Jara por segunda vez. Quien amó tanto la vida, 36 años después, vuelve a pasear su muerte.

A quien dice: dejad en paz a los muertos, les respondo: ¿están los muertos en paz? ¿Estamos en paz con ellos?

Desde los suburbios de Santiago, desde la falda de su madre, cantora, desde los sueños de su pueblo con los que aliñaba sus canciones, Víctor Jara, como Margot Loyola, Violeta Parra o Héctor Pávez, recopiló y revalorizó los cantos campesinos. Su profunda identificación con el pueblo fue casi mística. Como la Violeta, que le mostró el camino, vivió con ellos, se hizo piel y sangre de ellos para, desde el hombre provinciano, alcanzar lo universal y de forma irrevocable, con profundas convicciones, asumir su condición de artista comprometido.

Así fue hasta que acallaron brutalmente su voz el 16 de septiembre de 1973 y algo quedó truncado para siempre.

Hoy vuelven a enterrar a Víctor Jara.

A diferencia de la primera vez en la que Joan Turner, su mujer, depositó sin responsos, a escondidas, sus maltratados restos en un nicho del Cementerio General de Santiago apenas acompañada por un amigo y el funcionario que reconoció el cadáver en la morgue, serán miles los que estarán a su lado. Ahí se han de juntar los viejos compañeros de lucha, supervivientes de la dictadura y del exilio con muchachas y muchachos que han crecido llevando sus canciones en la boca. Habrá hijos de reprimidos pero también de represores. Llegarán obreros de las poblaciones y campesinos de los valles a unirse a los mineros que, oliendo a cobre, bajarán desde Calama.

Mujeres y hombres de toda condición irán de la mano recordando a Amanda.

Esta vez Joan Turner no caminará sola. A su lado marchará una multitud que, nadie lo olvide, 36 años después del crimen, sigue clamando justicia.

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